Frente a los sistemas de refrigeración tradicionales, los kits de watercooling ofrecen multitud de ventajas: mayor eficiencia disipando y transfiriendo el calor, menor generación de ruido, notable ahorro de espacio dentro del equipo, diseño más atractivo... Eso sí, para que la diferencia entre un disipador de toda la vida y un sistema de refigeración líquida se note, hay que invertir en un water cooler con un radiador considerable que aporte una capacidad de refrigeración de al menos 240 mm. Otros detalles a tener en cuenta en un kit de watercooling son el montaje (si viene montado de fábrica, no

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… podrás ampliarlo en el futuro o configurarlo a tu gusto), el radiador y su ventilador, la bomba de agua, los bloques de agua (mejor si incluyen material térmico y diodo LED), el conector y el tipo de refrigerante. En cualquier caso, los kits de watercooling previamente instalados también ofrecen una refrigeración óptima en todo tipo de ordenadores de sobremesa, y suponen una solución sencilla para usuarios inexpertos en la instalación de sistemas de refrigeración líquida. Por no hablar de su precio, mucho más asequible.